domingo, 25 de febrero de 2007

Cultura Marabina... En Videos

I parte



II parte



Fuente: Muestra de You tube....

domingo, 11 de febrero de 2007

Los tejidos son muy expresivos

El divino don del tejido guajiro


Las hamacas, los chinchorros y los bolsos son los que más se venden. Los colores fuertes son los más usados. La mayoría de los hombres lo que tejen son tapices. Algunas mochilas tienen en sus diseños símbolos que representan la división de las familias wayuus.

De generación en generación con estilos, técnicas y valores ancestrales los indígenas practican el tejido como una religión. Colores vistosos muy llamativos, el nombre de Venezuela y paisajes naturales en las piezas tejidas, reflejan el trabajo y dedicación que caracteriza a la etnia wayuu. Lo más vendido son los chinchorros, las hamacas y las mochilas y los turistas son los que más las compran.
El tejido es una labor artesanal que se asocia a las comunidades indígenas de todo el mundo donde se mezcla la religión y la magia. Es un don divino en el cual se inspira cada mujer para realizar hamacas, chinchorros, mantas, bolsos y tapices. El origen del tejido se le atribuye a nuestros ancestros, los cuales inspirados en las confecciones tejidas, como nidos y otros refugios, unió su ingenio el hombre ancestral, para hacer sus ropas.

Colores que más utilizan

Los colores del tricolor y los cítricos son los más usados para tejer. Cualquier pieza desde un llavero hasta una hamaca son hechas, en su mayoría, con los colores de la bandera y llevan grabado el nombre de Venezuela. Los tapices y las mochilas son hechas, algunos, con los mismos tonos, pero sus diseños son más expresivos.
Algunos bolsos tienen en sus diseños símbolos llamados castas o clanes. La mayoría son animales y representan cada familia de la etnia wayuu como los Shoriyu, Jayarillu, Jusuyu, Sapuena, Epiayu, pusaina, Urariyu y Uriyu. Son los nombres en los que se divide la etnia y cada persona pertenecer a un clan.
Para la señora María González, lo más difícil de hacer son las mochilas por el tipo de tejido que es muy tupido. “Para hacer una mochila hay que tener fuerza porque es como hacer un chinchorro, se teje y luego debe presionarse con una paleta de madera para que el tejido quede bien cerradito. Cuando era joven, hacía mochilas de día y de noche chinchorros y utilizaba una lámpara de querosén para ver, porque no había electricidad, pero las deje de hacer porque se me dañó la vista”.
“A los 12 años empecé ha tejer me enseñó mi abuela. Nosotras hacíamos el hilo para poder hacer los chinchorros y las hamacas, lo extraíamos de las matas de algodón, pero después empezamos ha trabajar con los diferentes tipos de hilos que hay. Los chinchorros se hacen con nailon, el hilo se coloca en unos telares de madera o de metal y luego se procede a tejer, ha medida que se va tejiendo se debe ir presionando con una paleta de madera hacia arriba y abajo. Un chinchorro se hace en una semana si se le dedica tiempo, y si solamente se le dedican ratos, puede tardar 15 días haciéndolo”, explicó la señora González.
El precio de los chinchorros depende del tamaño entre más grandes sean, el precio es más alto. Los hay de 120 mil bolívares en adelante. Entre las hamacas y los chinchorros existe una diferencia la cual radica en el tipo de punto. El chinchorro se hace con un tejido abierto, mientras que las hamacas se hace con uno más tupido y queda como una tela, pero los materiales son los mismos.

Ahora se teja más que antes

En la actualidad el tejido ha tenido un desarrollo importante en el mercado y es que los bolsos y las mochilas tejidas se han puesto de moda. Según la señora Elba Gonzáles, “aquí en el mercado San Sebastián, ubicado en la avenida el Milagro, los que más vienen buscando ahorita son los bolsos, nosotras los tejemos, pero no las decoramos. La mayoría las buscan para después adornarlas con lentejuelas. Antes tejíamos para nosotras mismas, hacíamos todo lo que usábamos desde el cintillo, las pulseras hasta nuestras mantas. En la actualidad se teje más porque se vende más. Tenemos nuestro propio mercado para exponer la artesanía y las personas saben donde ubicarnos”.
Tejer no es un trabajo fácil, la señora Gonzáles explicó que hacerlo daña las manos y la vista y por eso es que las hamacas, los chinchorros y los bolsos, que son las piezas que tiene más trabajo, tienen un precio alto en el mercado. Una hamaca puede costar hasta un millón y medio de bolívares. Mientras que Yenny González dice que no teje porque no tiene tiempo y porque se le dañan las manos. “El otro día me puse hacer una mochila y duré tres meses haciéndola”, agrego González.

Hombres y mujeres tejen

Pero no únicamente las mujeres se dedican ha tejer los hombres también, el señor Martín Gonzáles tiene 30 años tejiendo tapices. “A mí nadie me enseñó, yo considero que tengo un don, cuando observó a alguna persona haciendo cualquier trabajo aprendo rápido. Tejo tapices por encargo y cualquier tipo de tela sirve de soporte, no se necesita materiales especiales”, dijo.
Mientras, que el señor Duillo Gonzáles, teje y dicta cursos de tapices en su negocio, en el mercado wayuu San Sebastián. “A mí me gusta tejer, pero no tengo tiempo para hacerlo porque atiendo el negocio, hago tapices en el poco tiempo que tengo libre y los cursos los dictó los sábados en la mañana. Es fácil hacer tapices sólo se necesita una lona para el soporte, lana y una aguja que tiene forma de trompo, lo primero que se hace es el dibujo, luego se repasa con la lana y por último se rellena”. En el diseño de tapices se observan paisajes naturales, las casas tradicionales del saladillo y el puente sobre el Lago de Maracaibo y todos llevan el nombre de Venezuela o Maracaibo como una manera de identificar la artesanía.
Pero a pesar de que el tejido es una tradición que mantienen las etnias y va de generación en generación, en los últimos tiempos las wayuu jóvenes ya no quieren tejer. “Las jóvenes no les gusta tejer ni llevar mantas sino que usan cualquier tipo de ropa. Prefieren dedicarse a trabajadoras domésticas y algunas se han dedicado a estudiar, no es que yo esté en contra de la preparación intelectual, pero la tradición de tejer se ha perdido bastante”, explicó la señora Elba Gonzáles”.

Materiales utilizados para hacer chinchorros y hamacas
Telares de madera o metal.
Paletas de madera.
Hilo de nailon, poliéster, cono y jipían.

Tipos de chinchorros
Queñas: tejido vertical y horizontal
El coriano
Doble cara: uso reversible
Chinchorro de nailon


Un científico nacido en Mapararí

Ha dedicado su vida a la investigación científica. Habla cuatro idiomas, ha sido invitado como conferencista en 20 países y le gusta coleccionar figuras talladas en maderas.

Cuando era niño ayudaba a su padre en el taller de zapatería que éste tenía. El doctor Orlando Castejón recuerda las caminatas que hacían él, su padre y sus hermanos Omar y Honorio, desde el centro de la ciudad hasta su casa “Bethania” en Valle Frío, con el rollo de suela para zapatos en sus hombros. Cuenta que su papá se paraba cada media cuadra a descansar. Las caminatas le dificultaban la respiración. Su padre tenía un defecto físico, la mitad de su cuerpo estaba paralizada. Y ellos también aprovechaban el descanso para intercambiarse el rollo de suela de un hombro a otro.

Nació en Mapararí un municipio desértico del distrito Federación del estado Falcón un 26 de febrero de 1937. Hijo de Elba Sandoval de Castejón y Clemente Castejón, es el mayor de sus 11 hermanos. Creció en un hogar muy humilde, su madre se dedicaba a la costura y su padre era zapatero y talabartero. Hasta los 9 años vivió en Mapararí un pueblo al que él denomina como un valle olvidado donde los progresos de la ciencia y la tecnología, urbanismo y telecomunicaciones siguen en espera.


De Mapararí a Maracaibo

-En 1946 mi padre tomó la decisión de venirnos a vivir a Maracaibo. Hasta Mapararí llegaba el rumor de la bonanza económica de Cabimas y Maracaibo. Mi padre era un falconiano que veía en el Zulia su tierra de promesas. El no pensaba emplearse en una compañía por su avanzada edad y no tenía ninguna instrucción. Decía que había gente de allá a quienes les había ido muy bien aquí en Maracaibo.
En su mente están vivos todos los ejemplos y enseñanzas de su padre. “Recuerdo aquel hombre inclinado en el suelo agarrando una horma con una mano y con la otra cortando la suela con mucha precisión. Esa posición de humildad fue el ejemplo más paradigmático de la dedicación al trabajo. El trabajo practicado como religión. Mi padre no quería que yo ni mis hermanos pasáramos trabajo como él. No quería que fuéramos pueblerinos sino ciudadanos”.
Orlando Castejón estudió y se gradúo de Médico en la Facultad de Medicina de LUZ. En 1962 se casó con la Haydee Viloria con quien procreó cuatro hijos: Orlay, Clemente, Heydi y Julia. “Tuve la dicha de casarme con una mujer trabajadora y brillante en conocimiento. Ambos nos dedicamos a la investigación científica. Juntos fundamos el Instituto de Investigaciones Biológicas Universidad del Zulia del cual fui director durante el periodo 1972 – 1991”.
Al igual que a su padre le disgustan las personas insolentes. “A mi esposa le criticaba su vocabulario, típico del maracaibero. Yo me crié en un hogar adventista y mantengo lo que decía mi padre: el cuerpo humano es templo de Dios y como tal debe estar limpio. Recuerdo sus enseñanzas. “Mi padre tenía expresiones que solía decirnos cuando se reunía con familiares y amigos, algunas parecían ser propias de sus lecturas bíblicas, él decía: La amistad debe ser de los dos lados; los hombres sin palabras, no son hombres, el hombre que no tiene palabra no sirve ni para criar gallinas; hay que pagar aunque no se tenga para comer”.
En 1964 el doctor Castejón recibe el primer golpe en su vida, la perdida de su padre. “No tuve la oportunidad de estar presente en los momentos finales de su vida. Me encontraba haciendo el postgrado de mis estudios médicos en la universidad de California, en Los Ángeles. La investigación científica me cobraba un alto precio. Para él, mis estudios estaban por encima de todo. Mi padre murió de una metástasis pulmonar”. En su estudio aún conserva, como una reliquia, unas hormas de zapato de él.
Ha dedicado su vida a la investigación científica, siendo ya jubilado mantiene un deseo de trabajar haciendo cada día nuevos aportes de investigación. En el 2000 se lanzó como Vicerrector Académico de LUZ, pero los resultados no le favorecieron. “Mi deseo y objetivo era promover un cambio estructural universitario destinado a fortalecer y consolidar la actividad académica”.
Castejón ha escrito 135 artículos originales de investigación publicados en idioma ingles, 250 comunicaciones a congresos, 5 monografías, 27 ensayos sobre política, filosofía y sociología de la ciencia. Habla cuatro idiomas español, ingles, francés e italiano. Ha desempeñado cargos tanto científicos como públicos. Fue ministro del Ambiente y Recursos Naturales en 1984 durante el periodo presidencial de Jaime Lusinchi. Agregado Científico Misión Permanente de Venezuela ante la Oficina de las Naciones Unidas, Ginebra 1993- 1995. Durante este periodo se residenció en Suiza.

Premios y viajes

En su trayectoria a recibido una gran cantidad de premios. En el 2002 la Universidad del Zulia le otorga el título de “Doctor Honoris Causa” por su ilustre trayectoria en investigación y sabiduría. Quien ha formado parte del personal fundador académico, asesor permanente y maestro de generaciones de relevo. Ha sido invitado como conferencista en Estados Unidos, Canadá, Francia, Inglaterra, Italia, Alemania, Israel, Japón, Australia, Turquía, Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, Perú, Cuba, México y Colombia. Dictó Metodología de la Investigación, Planificación Científica y Tecnológica, Biología Celular y Neurociencias.
El 29 de julio, del año pasado, Orlando Castejón recibe el segundo golpe en su vida, el fallecimiento de su esposa, Haydee. “Fue mi compañera no únicamente como esposa sino compañera de trabajo. Con ella compartí momentos de alegría y sufrimientos. El día más feliz de mi vida fue el día que me case con Haydee y el más triste el de su partida. La conocí en la Universidad nos graduamos juntos y dos años más tarde nos casamos. Era el comienzo de una vida llena de felicidad y tropiezos como cualquier pareja. Mi esposa murió de un show septico, peritonitis luego de que fuera intervenida”. Para él las mujeres más importantes y las que ha amado han sido, su esposa Haydee y su madre que aún vive.
El doctor Orlando Castejón es una persona conocida por su brillante trayectoria que ha tenido como investigador científico dentro y fuera del ámbito universitario y por ser una persona pacífica. Su hermano Honorio Castejón recuerda las vivencias que tuvo con su hermano cuando eran niños. “Todavía recuerdo cuando caminábamos por las calles angostas de Valle Frió, nos deslizábamos por un muro de tierra que había allí como si fuera un tobogán. Mi hermano ha tenido una carrera muy brillante y aún sigue luchando por aportar cada día más conocimiento”.


viernes, 26 de enero de 2007

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Cultura Marabina.

Los bingos: entretenimiento más inversión

Los bingos: entretenimiento más inversión


Una nueva modalidad de ocio e inversión se ha desarrollado en los últimos cinco años en la ciudad. Actualmente, en Maracaibo, existen alrededor de ocho salas de bingos y salas de máquinas. Con ganar una sola vez es suficiente para enviciarse


“Suerte”, es la primera expresión que se escucha cuando se llega a una sala de bingo. Luces, música, el ruido de las monedas y el olor a cigarrillo te dan la bienvenida. Adentro te espera tu suerte. Maracaibo, podría llegar a parecerse a las Vegas en cuanto a las construcciones de estos lujosos y gigantescos edificios. Una nueva forma de entretenerse se ha puesto de moda en la ciudad.
En Maracaibo existen, actualmente, alrededor de ocho salas de bingos y salas de máquinas y uno que aun no esta en funcionamiento para un total de nueve. Con la reforma de la Ley para el Control de los Casinos, Salas de Bingo y Máquinas Traganíqueles, del año 1997, se ha visto que la construcción de estos edificios ha aumentado. La ley establece en su artículo 25 que para el funcionamiento de un bingo solo se deben cumplir con los trámites legales, luego publicar en un diario, a nivel regional, el funcionamiento del local, si la ciudadanía no esta de acuerdo debe de someterse a un referéndum en la comunidad, para saber si esta de acuerdo o no con la construcción del local.
Según el artículo número 24 de la presente ley, los bingos deben funcionar en sitios destinados al turismo, pero sólo dos de estos están ubicados en sitios hoteleros como lo son el Casino del Lago y el Maruma, son los dos que son únicamente casinos. El resto son salas de bingos y salas de máquinas y están ubicados en las principales avenidas de la ciudad como el Vip y el Seven Star, en la avenida 15 Las delicias; el Royal en la Circunvalación 2; el Costa Verde en Bella Vista; el Eurozulia en el centro comercial aventura en la calle 74 y el bingo Maracaibo ubicado en 5 de julio (aun no esta en funcionamiento).
Desde que funcionan estos locales, siempre han tenido que enfrentarse a problemas legales con los organismos competentes y las alcaldías donde se encuentran ubicados. En el año 2001 el bingo ubicado en el centro comercial costa verde, estuvo a punto de ser cerrado, por una denuncia hecha por la prefecta del Municipio Maracaibo, Marianela Fernández, anta la Sala Constitucional, pero la denuncia fue revocada. Se hubieran quedado sin empleo unas cien personas y una gran suma de dinero invertido se hubiera perdido. Los bingos constituyen una gran fuente de empleo y inversiones
De todos los estratos sociales son las personas que van a estos sitios. Pero todos con las mismas intenciones, duplicar el dinero apostado. La mayoría de los jugadores están entre los 50 y 80 años, dedicados al comercio y algunos profesionales ya jubilados, según un reportaje publicado en el diario Panorama. Jóvenes se observan muy pocos.
Según, Johana Vilchez, empleada del Bingo Vip, ubicado en la avenida 15 Las Delicias, los días que van más personas a jugar son los lunes y los martes. “Las personas después que salen de sus trabajos se vienen a jugar, debe ser par desestresarse luego de la jornada. Las máquinas más buscadas son las “cleopatras y los cofres”, estas máquinas dan unos juegos gratis y por eso es que las buscan. Aquí vienen personas de todo tipo, gente de los medios, cantantes, no hay exclusividad en este sitio. También observo como las personas invierten tanta cantidad de dinero en el juego. Algunas veces se gana, pero la mayoría se pierde” acoto
Las personas para jugar corren el riesgo de perder desde la familia hasta el trabajo. Para enviciarse solo se necesita ganar una vez. Para el señor, José Contreras, los bingos son un gran vicio, siempre juega la misma máquina y no pierde un lunes y martes en el bingo. “A mí me van a botar de mi trabajo, la hora libre para comer, la agarro para venir a jugar. Un día casi me atropella un carro, cruce la avenida Bella Vista y no me mire para los lados, cuando me percate tenía un camión encima. Tengo a mi familia abandonada, mis hijos me dicen que quieren hablar conmigo y yo les digo ahorita no, me tengo que ir a jugar. Esto es un vicio”
Los bingos se han convertido en una nueva modalidad de invertir, no es únicamente, diversión, para jugar, se necesita una buena cantidad de dinero. Se comienza a jugar con 5.000 bolívares, pero no sabe cuánto se invertirá al final. Una persona en un día puede llega a perder hasta cuatro millones de bolívares, así es el azar. Un jugador, que no quiso ser identificado, dijo: “mira es preferible, que las personas no aprendan a jugar, yo un día me gané 12 millones de bolívares, pero a la semana siguiente perdí 24 millones, porque entre más se juega más quieres seguir haciéndolo. Así es que uno se envicia”.

La revancha

Cuando una persona ha perdido ha perdido mucho dinero en un día, al siguiente va por la revancha en busca de recuperarlo. A veces se recupera, pero en otras se puede llegar a perder más de lo que había perdido. Comienzan a jugar en una máquina, luego la otra en busca de la suerte, hasta el punto de que llegan a jugárselas todas. Se desesperan, se notan tensos, realizan apuestas altas, entre más alta, sea la apuesta, mucho más dinero invierten. El gancho para caer es ganar la primera vez, al siguiente día vuelve a ir, hasta el extremo de llegar a ir todos los días. Muchas personas dejan de hacer cualquier cosa para poder jugar. Una señora que estaba jugando dijo “me estoy jugando las ganancias que me quedaron de la costura, era una señora humilde, pero con el deseo de que esas ganancias se duplicaran.
En todos los juegos de azar existe la competencia, a los bingos van personas, únicamente a observar a las que están jugando en las máquinas. Se les colocan detrás a ver que pasa. Si la persona le ha metido mucho dinero a la máquina y no le pago significa que en cualquier momento lo puede hacer. Entonces ellos andan observando a todos los jugadores a ver quien ganó y quien perdió. Hasta que se levanta la persona y deja la máquina y luego se sientan ellos en busca del dinero perdido.
En este tipo de diversión se utilizan muchas estrategias para mantener a las personas jugando, el trato que les dan, un cajero a la mano por si se quedan sin dinero, puedes ir a sacar más. El cajero lo utilizan casi siempre, una señora que estaba jugando fue al cajero, en menos de una hora, tres veces. Te regalan tickets para que participes en rifas, que generalmente son entre 1 y 2 de la madrugada. Otra de las estrategias es que una persona, para jugar en una máquina tiene que empezar con 10 mil bolívares y hasta más, porque cuando va a la caja le dicen que no hay para cambiar.

Las supersticiones

Las supersticiones juegan un papel muy importante a la hora de ir a jugar. Los jugadores le hablan a las máquinas, realizan oraciones, cruces, las acarician con el fin de conseguir la suerte, pero no siempre obtienen lo pedido, luego se alteran, se notan tensos hasta el punto de llegar a golpear e insultar las máquinas. Son momentos de mucha tensión.
Según, Nelly Sánchez, contadora, “ir al bingo es una buena manera de distraerse, pero a la vez es un entretenimiento muy costoso, porque el problema es, que entre más juegas más te gusta. Yo tengo alrededor de 2 años jugando, algunas veces gano y otras pierdo, así es el azar. El otro día anduve de malas y fui a visitar a unos árabes para que me dijeran como estaba mi suerte, conversé con el maestro y él me recomendó un talismán, me costo 50 mil bolívares y se lo coloqué a mi reloj, en esos días no me fue tal mal, después seguí perdiendo mucho dinero deje de jugar por un tiempo y luego volví. Voy a jugar cuando me siento aburrida. Es una buena manera de distraerse, pero muy costosa. Coincide con la opinión de Ana Moreno, quién es masajista y tiene 67 años, “vengo al bingo para distraerme, vivo con mi hija y cuando ella se va de viaje me quedo sola y me vengo a jugar, pero yo no invierto mucho dinero. Siempre dispongo de 50 mil bolívares nada más, porque en vez de ganar lo que haces es perder”
La mayoría de las personas van a los bingos es con el fin de distraerse, otros para desestresarse y otros porque no tiene en que más invertir el dinero. Pero todos van por la misma causa duplicarlo. Las que más frecuentan estos sitios son las mujeres, si van hombres también, pero muy pocos, y casi todas fuman como que si fuera una regla para jugar.
A pesar de que solo se trata de sitios de entretenimiento, algunos van más allá de ese significado y no están de acuerdo con ellos. Según el abogado, Honorio Castejón “las salas de bingos y salas de casinos están destinados para el entretenimiento de las personas, pero yo particularmente, no estoy de acuerdo con ellos, pienso que van allí, es con el objetivo de resolver problemas económicos. Con respecto a la construcción de estos edificios no voy a opinar porque aun no he leído la ley que los rige”.
Al igual que la opinión del abogado, coincide la del comerciante Leonardo Ävila, el cual dice que es una buena de forma de comercializar “yo nunca voy a jugar ha estos sitios hay otras cosas que requieren más prioridad, que antes de ir ha invertir mi dinero en ellos. Bastante que me cuesta ganármelo para que en un abrir y cerrar de ojos lo pierda”.
Las construcciones de bingos, en lo que respecta a Maracaibo, se han visto es en los últimos cinco años. Son edificaciones muy costosas y lujosas donde se han invertido grandes sumas de dinero. Los primeros en la ciudad fueron: el Maruma; el Casino del Lago y luego Bingo Costa Verde, luego surgieron seis más. Los casinos y salas de bingos son sitios destinados al turismos, así lo estipula la Ley para el Control de Casinos, Salas de Bingos y Máquinas Traganíqueles en su articulo 24 . Aruba y las Vegas son las partes donde se encuentran un mayor número, porque son sitios turísticos. En ciudades como Caracas, Margarita, Maracay, también existen estos locales
Los bingos como comercio han sido favorable para el desarrollo económico del país. Cada vez que se pone en funcionamiento uno de estos locales se realizan grandes inversiones y crean una gran cantidad de empleo. Pero hay que estar atentos porque en vez de usted ser el beneficiado, otros lo pueden ser en su lugar.


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